Virus Oncolíticos.

Los virus oncolíticos, una de las estrategias más novedosas para eliminar o revertir el desarrollo de un tumor canceroso en el organismo. Por ejemplo el delta 24, un virus que se ha usado para tratar un tumor del sistema nervioso central llamado globlastoma. El uso de estos virus con fines terapéuticos recibe el nombre de Viroterapia. Estos virus, aunque han sido los últimos en llegar a experimentación clínica, presentan un futuro prometedor en cuanto a protocolos de terapia génica contra el cáncer. La terapia viral utiliza dos tipos de virus oncolíticos: el adenovirus que ocasiona los resfriados y la vaccinia, que causa la viruela y se utiliza también en vacunas. A estos virus se les ha modificado alguno de sus genes para que sólo puedan replicarse en células tumorales y no en normales. Idealmente los virus oncolíticos insertados en un tumor se dividirán en las células tumorales, eliminándolas a la vez que generan nuevos virus, los cuales a su vez infectarán a las células tumorales colindantes y así sucesivamente, hasta que no queden células tumorales donde replicarse y hacer ciclo lítico.
En la actualidad existen varios ensayos clínicos con éxito que emplean estos virus contra diversos cánceres humanos. Un ejemplo sería el virus oncolítico ONYX-015, que es un adenovirus al que se le ha quitado la proteína viral E1B implicada en la replicación de forma que, sin ella, no puede replicarse en una célula que contenga p53 funcional, es decir, en células normales. En cambio, las células tumorales presentan p53 alterado, por lo que permiten la replicación de dicho virus dando lugar, finalmente, a la lisis de estas células.
El genoma se inicia tras la cabeza 5′ con una poliproteína ORF1ab que se escinde en dos por un corte proteolítico, dando lugar a ORF1a entre las bases 266 y 13468 (CDS 266.13468), y ORF1b entre 13468 y 21555 (CDS 13468.21555) en el virus 2019-nCov; ORF significa “open reading factor” o marco abierto de lectura y corresponde a una secuencia de bases que se transcribe (todos los genes se codifican en ORFs, pero hay ORFs que no codifican genes). ORF, es una parte del genoma del virus poco específica, de momento. El Biología no hay casualidades. Es muy raro que la proteína E del SARS CoV 2 sea 100 % idéntica a la del dos coronavirus benignos, ZC45 y ZCX 21. O que su proteína nsp 11 sea idéntica al HIV. En la poliproteína ORF1a se encuentran la cisteína proteasa similar a la papaína (PLpro) y la serina proteasa similar a la 3C (3CLpro); estas proteínas en ORF1ab están muy bien conservadas y su secuencia de aminoácidos comparte un 94.6% con la de SARS-CoV. En la poliproteína ORF1b se encuentran la polimerasa de ARN dependiente de ARN (RdRp), donde actúa el Remdesivir, un fármaco que al principio se las prometían muy felices los directivos de Gilead, tras vender la patente al PCCH. En concreto a uno de los altos cargos del Partido: Luego el altísimo precio del Remdesivir y su falta de eficacia han hecho que el fármaco se deshinche y ya no sea un fármaco de primera elección para tratar al virus, ahora el dinero va a los anticuerpos monoclonales. En el genoma del SARS CoV hay igualmente una helicasa (Hel); estas replicasas facilitan que la maquinaria de la célula huésped repliquen el ARN vírico.
Le siguen la proteína ORF3a (CDS 25393.26220), la proteína estructural E (CDS 26245.26472), la glicoproteína estructural M (CDS 26523.27191), el ORF6 (CDS 27202.27387), el ORF7a (CDS 27394.27759), el ORF8 (CDS 27894.28259), la fosfoproteína estructural N (CDS 28274.29533), el ORF10 (CDS 29558.29674) y finaliza con la cola 3′. La proteína matriz (M) es la glicoproteína de membrana que constituye la mayor parte de la envoltura del virus. La proteína de membrana (E) es metamérica y funciona como un canal iónico que permeabiliza la envoltura (se considera un factor clave en la virulencia de los coronavirus SARS-CoV). Cada vez que actúa la RNA polimerasa dependiente de RNA, aumenta la posibilidad de cometer un fallo, un cambio en un nucleótido, una mutación. Un cambio de un aminoácido por otro que puede tener significación a de codificar un aminoácido diferente.
Los eucariotas no somos tan propensos a cometer mutaciones si nos comparamos con los virus RNA, que por su propia idiosincrasia están continuamente mutando. Nosotros tenemos, en principio, un sistema más estable. Pero hay factores que también inducen mutaciones y pro oncogenes, pero esto no es el motivo ni la intención del libro entrar en la oncología viral y los proto oncogenes y el papel regulador de la proteína P53 y la proteína Rb. Son los llamados “guardianes de genoma”. Un nombre sin duda jactancioso y épico, más periodístico que real. Si algunos virus (por ejemplo, el del papiloma genital humano o HPV) logra inactivar a esos guardianes tales como la Proteína P53 o la Proteína Rb, secretando unas nano tóxicas moléculas llamadas E1A y E1B, entonces se puede desarrollar más fácilmente un cáncer de cérvix. Hoy día se han usado igualmente virus experimentales (el Delta 24, por ejemplo) para tratar formas raras de cáncer (glioblastomas), pero su uso es todavía muy experimental. Dejando aparcados los “virus buenos” como el citado delta 24, y volviendo al villano de esta pandemia, el SARS CoV 2 es un virus tipo IV según la clasificación del citado David Baltimore.
Y presenta una serie de peculiaridades que son difícilmente explicables. A) No sabemos su dosis infectante mínima. Sabemos que intraperitoneal mente una dosis de 10 elevado a 8 produce la enfermedad y la muerte del ratón en 7 días. B) Nos abemos exactamente su transmisibilidad a través de aerosoles. Ni cuanto tiempo puede mantenerse en suspensión siendo potencialmente infectante. Se ha llegado a un consenso de 3 horas en aerosolización, pero esos resultados están lejos de ser probados. C) No hay constancia real de que los fómites sean tan importantes como se dijo al principio para su transmisibilidad. Solo hay descritos dos casos probados de contagio a través de fómites, pero un estudio del New England de la primavera de 2020 daba como factible que en 4 pudiera ser infectaban e a las 24 horas, que se a 72 horas en superficies de plástico y hasta 5 días en pomos y aceros. D) La variante delta, parece ser 8 veces más contagiosa que la wild type, pero esto no ha sido aun plenamente demostrado en trabajos serios y rigurosos. No caigamos en el “hype2 de los medios de comunicación y en los epidemiólogos / inmunologos7 médicos tan pendientes de chupar cámara en todo momento, en todo lugar. Si no sales en TV, no existes.